viernes, 7 de octubre de 2011

Idi i Smotri (Masacre: Ven y Mira - 1985)

La Segunda Guerra Mundial afectó a una gran multitud de países, eso es algo que todos sabemos, muchos países fueron arrasados por el ejercito nazi. Normalmente las historias contadas en el cine sobre este conflicto se suele centrar en los países de Alemania, Francia o Polonia, quizás porque fueron de los máximos afectados por su proximidad al régimen. Pero hoy os traigo ambientado y producido en un país diferente a los nombrados. En 1985 se produjo Id i Smotri, por encargo de la Unión Soviética para conmemorar el cuarenta aniversario de la victoria del bando aliado en la guerra. Pero no nos cuenta ese acontecimiento, más bien, nos muestra algo que no debiéramos de olvidar, lo brutal que fue la guerra y la cantidad de personas que fueron afectadas por esta.

 
Esta vez nos situamos en Bielorrusia, donde veremos a través de los ojos de un niño, que se quiere unir a la resistencia soviética, las múltiples barbaridades que se cometen durante una guerra del calibre de la Segunda Guerra Mundial. Un niño, que tendrá un largo y duro viaje de pueblo en pueblo, que veremos madurar a un ritmo al que no debería madurar un chico de su edad. 
Así viajamos junto a Florya, el chico, de pueblo en pueblo, viendo cada escena más dura que la anterior, y es que la película, filmada por Elem Klimov, esta dirigida de una forma bastante real, en la que vemos el sufrimiento del pueblo en primer plano. Pero además de este sufrimiento, también podemos ver la reacción del otro bando, los alemanes, como disfrutan con las barbaridades que hacen, mientras un pueblo entero muere como ellos, algunos borrachos, ríen viendo todo el "espectáculo", se lo pasan bien viendo suplicar y morir a los demás.

La extrema crueldad y realidad de sus imágenes, es sin duda, el punto fuerte de la película. Para mi, el punto más flojo es la técnica, espero expresarme bien, el film está muy bien dirigido, sobre todo tiene unas escenas finales geniales, que da gusto verlas, un travelling final que es una auténtica maravilla. Pero en determinados momentos, para expresar el sufrimiento del protagonista, se recurre al primerisimo plano de este, en el que vemos sus reacciones hacia lo que ve y como cambia su actitud, estas escenas pueden parecer muy poéticas, pero a mi me cansan, tener tanto tiempo la cámara fija mostrándonos todo el tiempo lo mismo.
La película me sorprendió gratamente, es el segundo film soviético que veo, tras la maravilla de Bronenosets Potyomkin (El acorazado Potemkin). Así que es un film que recomiendo con los ojos cerrados, para los amantes de este tipo de dramas y para los que puedan ver historias realmente fuerte, porque la violencia no es tan explícita, no hay grandes cantidades de sangre ni maltratos, pero te enseñan diferentes momentos de los actos para que más tarde el público imagina como acaba la cosa.

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